Nació en Cuneo, Italia, el 22 de marzo de 1873. Llegó a los seis años a la Argentina con sus padres y su hermana Regina. Fue la primera mujer que pudo ingresar y recibirse de bachiller en el Colegio Nacional de La Plata, por entonces una institución exclusiva para varones. En marzo de 1896 solicitó al decano de la Facultad de Medicina, Leopoldo Montes de Oca, el ingreso a la carrera. Fue una de las primeras 5 mujeres en argentina , y la primera italiana, en recibirse de médica. Se casó con Alberto Renshaw. Durante su matrimonio obtuvo la ciudadanía argentina, tras tener que presentar un escrito de su esposo que lo consintiera. Fundó la asociación universitarias argentina, la Liga Argentina de Mujeres Librepensadoras y el Partido Feminista Nacional. Expuso en el primer congreso internacional de librepensamiento que se hizo en Buenos Aires. Habló sobre tres temas: igualdad de género, igualdad política y divorcio. En 1910, centenario de la revolución, convocó al Primer Congreso Internacional Femenino del mundo, como parte de los festejos del centenario. Invitó a mujeres como Cecilia Grierson y Elvira Rawson. En 1911 se anticipó a los padrones electorales y se presentó con un amparo de la justicia porque el padrón no mencionaba nada respecto a que las mujeres no pudieran votar. Fue así que el 16 de Julio fue la primera mujer incorporada a un padrón electoral argentino, y en las elecciones del 26 de noviembre de ese año se convirtió en la primera sudamericana en votar. En el país el voto femenino recién se ejerció legalmente en 1948. Además del voto femenino, su lucha incluía denunciar las condiciones inhumanas de las obreras privadas de cualquier derecho, pelear contra proxenetas y funcionarios que se enriquecían con la explotación sexual, exigir el derecho al divorcio, terminar con el poder de la Iglesia sobre la vida de las personas. Perseguía la igualdad de derechos en todos los planos, político, legal, laboral y civil. Fue la primera mujer candidata a diputada en Argentina, por el Partido Feminista Nacional, pese a que por las leyes imperantes no podía acceder al cargo. En su plataforma prometió luchar por sancionar una licencia por maternidad, otorgar un subsidio por hijo, abolir la pena de muerte y establecer la igualdad entre hijos legítimos e hijos ilegítimos.
"Arden fogatas de emancipación femenina, venciendo rancios prejuicios y dejando de implorar sus derechos. Éstos no se mendigan, se conquistan”
"El hombre piensa, estudia y trabaja y jamás siente saciedad del saber ¿por qué la mujer se detiene? … De ninguna manera se debe admitir esto y la prueba está en que un despertar placentero se manifiesta en la vida de las mujeres en general, y las hace entrar de lleno en la evolución y el progreso"
Es el caso de una joven inglesa llamada Keira Bell que le ganó un juicio el año pasado a la clínica The TAVISTOCK de la PORTMAN NHS Foundation Trust, donde hizo años atrás su transición de género con terapia hormonal y mastectomía bilateral. La joven comenzó su terapia hormonal de transición a los 15 años cuando fue derivada a la clínica por padecer disforia de género, en 2017 se hizo la mastectomía bilateral. Sin embargo después de todos estos años ella sintió que las terapias no resolvieron su disforia y que no tuvo suficiente información acerca de los efectos y consecuencias reales en su cuerpo. A los 23 años decidió detransicionar y hacer una acción legal contra la clínica que la trató por la falta de información médica, la cual solo constó de apenas tres sesiones en las que firmó un montón de papeles y por el nulo acompañamiento psicológico durante el proceso, cree que si hubiera recibido tanto una correcta información y como terapia de apoyo no hubiera consentido ese tratamiento.
Lo que se pone de manifiesto en esta investigación acerca de las terapias de transición de género es el alcance que tiene en una población tan joven como son quienes entran en la pubertad, población entre 10 y 16 años y de su capacidad para prestar consentimiento informado respecto de estos tratamientos debido a su complejidad. Surge de la propia investigación hecha por la justicia del Reino Unido que el tipo de terapias bloqueadoras de pubertad utilizadas en la actualidad por clínicas que tratan la disforia de género en menores de edad, el cambio que se produce en los cuerpos es prácticamente irreversible y sus efectos secundarios y colaterales adversos aún se desconocen. Uno de los efectos más comunes es la infertilidad que por lo general no se revierte por una terapia de detransición pero no es la única, también inciden en su contextura ósea y altura final. Al no contar tampoco, por lo general, con adecuado acompañamiento psicológico o psiquiátrico y un seguimiento de cada caso, se deja a los jóvenes solos con esa gran responsabilidad.
En cuanto a la disforia de género en el fallo los investigadores y médicos la consideran como una gran angustia debido al desajuste entre su identidad percibida y su sexo de nacimiento, en niños una fuerte preferencia por los roles cruzados en juegos, en los juguetes y por la ropa asignados a otro género, produce también la disforia a las personas afectadas un fuerte rechazo por su anatomía, les produce un gran estrés y depresión, algunas veces incluso sienten deseos de suicidarse.
Se pueden prescribir los bloqueadores de pubertad a niños
desde los 10 años y se requiere el consentimiento informado de los niños y
adolescentes. Hay evidencia científica limitada acerca de los tratamientos con
hormonas sexuales cruzadas en adolescentes respecto del beneficio a largo
tiempo frente a los posibles daños en la intervención. Se debe explicar lo que
el tratamiento puede y no puede hacer, los efectos secundarios, la fertilidad y
los impactos potenciales en los genitales de nacimiento.
Uno de los científicos declaró: “Siguen existiendo dilemas
éticos en torno a la incertidumbre de las aparente consecuencias físicas a
largo plazo del bloqueo de la pubertad sobre la densidad ósea, fertilidad, desarrollo cerebral y opciones
quirúrgicas "
Keira Bell en su testimonio describió tener que “enfrentar
la realidad de tomar una dosis regular de medicamentos por el resto de su vida
para mantener su apariencia masculina; y la necesidad de someterse a una
histerectomía (le tendrían que extraer el útero y los ovarios) si se quedaba un
hombre debido a la atrofia de sus órganos reproductivos si continuaba
tomando testosterona. Es solo hasta hace
poco que comencé a pensar en tener niños y si esa es alguna vez una
posibilidad, tengo que vivir con el hecho de que no podré amamantar a mis
hijos. No puedo revertir nada de lo físico, los cambios mentales o legales por
los que pasé. La transición fue una solución temporal y superficial para un
problema de identidad muy complejo. ”
Entre las conclusiones del Tribunal Superior citó: que
existe una incertidumbre real a corto y largo plazo acerca de las consecuencias
del tratamiento que las pruebas son muy limitadas en cuanto a su eficacia,
respecto de lo que busca lograr. Significa que, en su opinión, este tipo de
tratamiento se describe correctamente como experimental. Por otro lado las
consecuencias del tratamiento son muy complejas y potencialmente de por vida
cambiándola de la manera más fundamental imaginable. Además del hecho que sea
único como tratamiento para tratar la disforia y como tal tiene consecuencias
físicas y psicológicas directas ya que la medicación está destinada a prevenir
y a evitar cambios físicos que ocurren dentro del cuerpo, detener procesos
biológicos y físicos de desarrollo que tienen lugar a esa edad.
Es por ello que el Tribunal Superior de Justicia Británica decide en favor de su reclamo y considera que es muy dudoso según sus propias palabras, que un adolescente entre 10 o 12 y 16 años pueda comprender este tipo de tratamiento de manera cabal como para dar su consentimiento a este tipo de terapias innovadoras y experimentales.
Keira reconoce que no estaba segura de las consecuencias a largo plazo y que de haber tenido mayor información y apoyo del sistema de salud no hubiera tomado esa decisión, que la clínica la consideró una persona transgénero cuando no lo era y que se limitaron a prescribirle un tratamiento de transición. Manifiesta que hoy en día se siente bien como mujer y que comprendió que su problema de disforia de género no se resolvía con una terapia de transición.
"Ni dios, ni patrón ni marido" es el lema de Virginia Bolten. Periodista, sindicalista, editora, feminista anarquista. Creadora y editora del periódico "La voz de la mujer" donde reivindica los derechos de las mujeres en lo laboral, lo religioso, en lo social y lo familiar.
Aquí comparto un trabajo llamado "Tras los pasos de Virginia Bolten" una biografía política e intelectual que recupera veinte intervenciones de Virginia en la prensa durante sus primera décadas de militancia y fotos de su archivo familiar, para conocerla, reivindicarla como militante y mujer comprometida con su época y con la lucha incansable por los derechos de las mujeres, publicado en:
TRAS LOS PASOS DE VIRGINIA BOLTEN
Palabras clave: Feminismo. Anarquismo.Virginia Bolten
Alika Kinan sobreviviente de trata de personas para explotación sexual. Alika cuenta su experiencia como víctima de trata de personas para...
